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El espectador emancipado - Jacques Rancière



El espectador emancipado - Jacques Rancière


-Rancière aborda el problema en cuestión preguntando de qué forma nuestras performances y obras potencian la emancipación de los espectadores.

- El espectador es un intérprete activo que hace el esfuerzo de inventar sus propias traducciones para apropiarse del relato por sí mismo y hacerse dueño de esos relatos.


Una imagen forma parte de un dispositivo de visibilidad: un juego de relaciones entre lo visible, lo decible y lo pensable.


La emancipación pasa por una mirada del espectador que no sea la programada.


- Tiene que probarse en nuestras performances (enseñando, hablando, escribiendo, mirando o haciendo arte) no es la capacidad de congregar a un colectivo, sino la capacidad de los anónimos, es decir, la capacidad que hace a cada uno/a igual a todos/as o a cualquiera. 


Rancière plantea que habitan muchas contradicciones en el llamado arte político, junto con abordar qué es la política y qué hace el arte. Sin embargo, ambas variantes tienen en común apuntar a una suerte de “modelo de eficacia”: hacer visibles estigmas de dominación, transmitir indignación frente a lo indignante, ridiculizar íconos o transformarse en práctica social, etcétera.


ranciare e refiere a la capacidad de suspensión de toda relación directa entre la producción de las formas del arte (saberes y hacer) y la producción de un efecto determinado sobre un público específico (fines sociales, significaciones, efectos).


El disenso no es un conflicto de las ideas, sino un conflicto entre los diversos regímenes de sensorialidad.


- Para Rancière el disenso es el primer marco de lo político (antes de las leyes, de la institucionalidad y del ejercicio y la lucha por el poder).



- "La relación entre arte y política se sostiene, por lo tanto, como una forma de disenso: Hay una estética de la política en el sentido de que los actos de subjetivización política redefinen lo que es visible, lo que se puede decir de ello y qué sujetos son capaces de hacerlo. Hay una política de la estética en el sentido de que las formas nuevas de circulación de la palabra, la exposición de lo visible y de producción de los afectos determinan capacidades nuevas, en ruptura con la antigua configuración posible” 

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