Juan Enrique Bedoya (museo), texto, Baudrillard, Jean
Las imágenes que nos
presenta Juan Enrique Bedoya han sido realizadas en diferentes museos, galerías
y salas de arte del Perú y del mundo. Dichas fotografías muestran el trabajo de
Bedoya en las últimas tres décadas, que van acompañadas de otros elementos
expuestos como animales disecados, libros de colección, juegos de mesa y
cámaras fotográficas antiguas. “Las personas y objetos que figuran
allí representan a gente y cosas de mi entorno cotidiano: amigos, un primo, los
viejos zapatos de mis hermanas antes de desaparecer en una mudanza, el maletín
de viaje de mi abuelo, un juego de la infancia, frutos locales, entre otros. De
alguna manera, un museo personal de lo cotidiano”, explica el artista (El
comercio).
Bedoya nos invita a
introducirnos en este mundo cambiante del espacio museal, la contemplación, se
revela en estas imágenes como un espacio público marcado por la creciente
espectacularización mediática y un crecimiento desmedido sobre el mercado del
arte y la cultura siendo las exhibiciones de arte a nivel mundial grandes atracciones
turísticas con producciones complejas, y la cada vez más presente intersección
del arte y el comercio en el mundo globalizado. En la mayoría de estas
fotografías registra a transeúntes que visitan los museos, donde la atención
recae en el museo como un ente vivo, y en la interacción del público en él,
pues Como todo museo, en esta exhibición propone un lugar para la experiencia
sensorial estética, un espacio en el que los sistemas de organización y
catalogación se conjugan con objetos de la esfera de lo cotidiano. Por otra
parte, esta exposición trata de museos, de la memoria, del objeto como fetiche
y las colecciones personales de aquellos objetos que tienen un significado
público y otros que tienen un significado estrictamente privado.
Sí tendríamos que
analizar el trabajo de Juan Enrique Bedoya tomando como referencia el texto “la
simulación en el arte” de Baudrillard, Jean. Tendríamos que decir, que Bedoya
nos invita a analizar su trabajo confrontándolo con este texto, donde
Baudrillard nos dice que el arte pierde su aura y se muda a lo monetario
adquiriendo un valor cultural, también nos comenta que el arte se ha vuelto
iconoclasta, aquel que derrota ídolos—no quiere que se represente imágenes.
Voluntariamente se busca una estructura atrás de las apariencias, ir más allá
de las apariencias de las cosas esto es lo que busca el arte contemporáneo. Buscar
la idea y entender lo que es la idea y como las formas son ideas (iconoclastas).
La matriz desaparece, nos hace referencia a la matriz de la información,
suplantando lo real por los signos de lo real. También nos comenta que el
hombre moderno esta echo de lo efímero y por otro lado de los eterno. La
circulación y el flujo predomina el consumo dándole gran importancia al valor
de intercambio, la obra de arte debe adquirir un carácter extraño un carácter
de choque de sorpresa inquietante y al mismo tiempo un carácter de liquides de
circulación, e igualmente como la mercancía una especie de valor instantáneo y
autodestructivo.
En general según mi
opinión creo que Juan Enrique Bedoya nos ofrece una mirada crítica a la
experiencia museal actual, donde logra que la ficción y la realidad, lo
riguroso y lo absurdo, se den la mano en un ambiente donde se condensa una
breve historia de la museología, en un museo de sus propias obsesiones, nos da
una referencia de la evolución del coleccionismo y el mercado del arte. Cada
fotografía señala a los museos como espacios marcados por la creciente espectacularización
de la cultura y el peligroso acercamiento del comercio al mundo del arte el
cual está dominado siempre por grandes capitalistas del mundo, creando así una
burbuja en el mercado del arte contemporáneo. Su principal objetivo del artista
es, Quitar el carácter de sagrado a la mirada que tenemos sobre estos espacios
y dejar en evidencia cómo crece la influencia del mercado en el arte.
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