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Fake you - Avance Texto Final



Alessandra Pérez Porras


FAKE YOU














Profesora: Patricia Ciriani Espejo
Curso: Metodología de la Investigación
Centro de la Imagen



Noviembre de 2018










FAKE YOU

















Este proyecto nace de cuestionamientos vacíos sobre las personas, buscaba algo que me hiciera conectar con los demás, trataba de ver algo en el otro que me pareciera mío, esa idea del autoconocimiento fue más allá cuando encontré una base de datos con nombres y fotografías de peruanos aproximadamente entre 20 y 50 años. De este archivo de más de 1000 personas realicé una búsqueda en la web.
Así obtuve que la imagen no va relacionada a la identidad en internet, y que el rostro es lo que menos se relaciona a una persona realmente. Es por eso que muestro los screenshots de la búsqueda en la web donde se ve la Disolución de la identidad en la era digital. Afrontando los rostros con la realidad los saqué de la pantalla.

Pero partiendo de que nuestra identidad va relacionada a un rostro y es una identificación de eso, me encontré con el significado de la Reniec, donde menciona al RUIPN, Registro Único de Identificación de las Personas Naturales, y me cuestioné sobre cuál sería el verdadero registro de nuestra identidad, más allá de un rostro. Continuando esa búsqueda llegué a la web, que solo me mostró como el rostro puede ser de todos, obtuve respuesta con diferentes identidades y perfiles, una misma persona podía ser de diferente profesión, país, sexo, llegando hasta resultar homo-sapiens, así la unicidad queda por antitética dentro de la cultura de masas, la reproducción masiva de imagen e información nos pierde dentro de ella, es por eso que la apropiación queda como un punto de partida desde donde tomé este proyecto.
Teniendo retratos comunes, frontales, donde no hay nada que los identifique, ni la ropa, ni la forma, solo se pueden identificar como ellos mismos.
Sin representar nada más que un individuo en concreto, pero todo retrato muestra esa obsesión por saber cómo somos, quienes somos, como en Portraits de Thomas Ruff, donde al aislar al individuo de algún contexto lo que dice la fisiognomía en fondo blanco es mas que representar a una persona. A pesar de no ser una imagen tomada por mí la no-expresión del rostro da a notar como un documento biológico no lo representa a un individuo en especifico sino a la sociedad, como parte de una búsqueda por conocimiento personal sobre el individuo y sobre el otro.


La Disolución de la identidad en la era digital, es real? A quién o a dónde acudir si quiero saber sobre esa persona queda esa duda y a la vez la salida, como si buscar en internet donde están todas las respuestas fuera la solución y solo resulta la ausencia de expresión de los retratados que nos lleva a ese juego sin respuesta como espectador, nadie nos devuelve nuestra mirada, quedando un contacto perdido.
Donde la web elige quienes somos o si existimos, donde nuestro rostro no es más que un genérico sin nombre sin personalidad, y el derecho a nuestra propia imagen queda anulado.
Pero al mismo tiempo, como se determina la veracidad de este medio todopoderoso, nuestra imagen, en medio de esa difusión sin límites  queda disuelta.




Es más que mostrar hasta qué punto somos nosotros y hasta qué punto somos nuestra imagen, como nuestra identidad se pierde mientras la enlazamos a un rostro, además de esto la veracidad de los medios como el internet, de donde ya no cuestionamos la información que aparece. Y solo aceptamos la disolución de nuestra existencia sin mirar como ocurre delante nuestro.
Andy Warhol, muestra como la apropiación de material común, como son las fotografías de documentos como el DNI, pasaporte, etc; que al ser llevadas a otro medio, se descontextualizan y transformando su fin nos revela el comportamiento de la sociedad. Gilles Lipovetsky, en Pantalla Global, hace un estudio del cine, y ve el conflicto con la sociedad de consumo, sino que se adaptó a ella, formateó su conducta diaria, sus fantasías y su concepción del mundo. Mientras generaba un infinito linaje de pantallas que garantizaban la cuadratura de la realidad, se convirtió en hipercine, en todopantalla, en modelo artístico, social y antropológico, y en principal punto de referencia de una sociedad que ha destruido los grandes sistemas referenciales, al igual que la fotografía. Por eso el sacar las imágenes de donde están atrapadas no hace más que seguir reproduciendo su fin.



En Metabolismos de la imagen se muestra mutaciones de Gastropoda a las de Orogénesis en la obra de Joan Fontcuberta, lo único que cambia es la herramienta. La acción es la misma: el deterioro de su sistema precario ya sea a través de la alteración química de las estructuras del papel o de los algoritmos que sustentan la arquitectura digital. Así, las imágenes que el artista presenta son la consecuencia del paso del tiempo, de la modificación de lo que hemos llamado su ‘metabolismo’, es decir, de la pérdida de su herencia genética.
Como ocurre naturalmente dentro de un algoritmo intencionadamente modificado o la socialización de un concepto a través de Google (la globalización y homogenización cultural), las imágenes se transforman involuntariamente y obligan a cuestionarnos una vez más si acaso reflejan la realidad o son engaños colectivos de autor desconocido que podríamos ser todos nosotros, quienes alimentamos a esa red que construimos nuestra propia realidad “fake”.
Raimon Ramis menciona que quizá debamos parar y reordenar este tremendo tesauros de imágenes que viajan sin rumbo por la red, que vegetan como zombis por páginas y sitios vaciándose de su razón inicial, y que adquieren significados a veces antagónicos para aquellos que fueron creadas, pero, cómo parar, si es tan infinita, prácticamente las imágenes han perdido el control, ya no son dueñas de ellas mismas, ni sus autores llegan a ser reconocibles, la apropiación de la imagen , trasciende el medio y cobra vida.













                





                  

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