1# Guy Debord
En la obra de Debord llamada “La sociedad del espectáculo” tenemos una visión teñida de un
pesimismo cósmico cuando hablamos de la realidad del hombre relacionada a la sociedad y a la
producción de imágenes. Este texto se avala del triunfo del sistema capitalista como modelo
económico a seguir en el mundo occidental. Aquí los personajes principales son aquellos que
producen imágenes por sobre aquellos que las consumen. Segun Debord, los que producen
imágenes (hablemos incluso de publicidad) definen la historia, ya que la historia en sí esta sujeta
a ser recordada, gracias también a la fotografía, mediante imágenes. Ahora bien, el problema
yace en que olvidar la historia puede ser sencillo ya que existen dos modos principalmente: o se
sobre cargan los medios con imágenes de un evento (ende se SATURA) o simplemente no se
muestran en imágenes (se PRIVAN). Lo que Debord propone es que la sociedad se esta basando
en un consumo de si mismo y se ha dejado de parte la experiencia de la vida. La analogía aquí es
que nosotros somos como proletarios en el mundo del espectáculo. En la segunda parte nos
habla de que nosotros como humanos nos relacionamos por imágenes, por ende es fundamental
tener siquiera conocimiento o ser consciente de dicha propuesta. Si nuestras relaciones se basan
en imágenes, y nuestro entorno esta rodeado por imágenes que ni siquiera nosotros controlamos,
¿qué tiene de libre este concepto si siquiera nosotros controlamos nuestras relaciones? Debord
afirma que entre más contemplamos, dentro del mundo mediático del espectáculo, menos
vivimos ya que en este mundo del consumo lo verdadero y lo falso ya no se diferencian. El ser en
la sociedad se vuelve VISIBLE cuando es ÚTIL, pero así mismo la imágen de nosotros no es
nuestra ya que pertenece a este mundo del espectáculo.
#2 Jacques Ranciere
Ranciere nos habla en la obra “el espectador emancipado” de una visión que parte de Debord
pero no cae en un pesimismo casi cínico. El autor nos propone que aquello que se muestra en el
espectáculo no es lo mismo que se absorbe por parte del espectador (aquí hace la analogía con
el profesor ignorante, diciendo que el profesor es ignorante en cuanto a la forma final del
conocimiento que transmitirá al alumno más no el conocimiento en sí). Según Ranciere, todos los
espectadores tienen filtros, barreras, que permiten un procesamiento que dará lugar a una
síntesis distinta entre las varias posibles síntesis.
#3 Jean Baudrillard
En efecto, hoy el arte está realizado en todas partes. Está en los museos, está en las galerías, pero está también en la banalidad de los objetos cotidianos; está en las paredes, está en la calle, como es bien sabido; está en la banalidad hoy sacralizada y estetizada de todas las cosas, aun los detritos, desde luego, sobre todo los detritos.
La estetización del mundo es total. Así como tenemos que vérnoslas con una operacionalización burocrática de lo social, con una operacionalización técnica de lo biológico, de lo genético, de lo sexual, con una operacionalización mediática y publicitaria de lo político, tenemos que vérnoslas también con una operacionalización semiótica del arte. Es lo que llamamos «cultura», entendida como la oficialización y la sacralización de todas las cosas en términos de signos y de la circulación de signos. En efecto, es lo que podríamos denominar una economía política del signo.
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